15 ene 2014

Las supermujeres del siglo

      El rol de la mujer en la sociedad de hoy ha cambiado y se ha diversificado. Entre las modificaciones más visibles se destacan las relacionadas con el trabajo y la maternidad. Ella es multifuncional, proactiva, gran administradora pero también se siente estresada.
Foto: calma.org.sv




Las mujeres, desde niñas, sueñan y juegan a ser maestras, doctoras, veterinarias, bailarinas, actrices o cantantes.  Y, a pesar de sus diferencias, ellas tienen algo en común: la ilusión de que algún día serán mamás.
En la actualidad, la mujer es una profesional  exitosa y una trabajadora cumplidora que disfruta de su carrera, de su oficio o labor además de ocuparse de su familia, de cuidar su cuerpo y su imagen. También, tiene amplias relaciones sociales, con amigos y amigas sumadas a algún hobbie. Ella disfruta de la vida en lo personal y en lo laboral.  De estas cuestiones se desprende la idea de que los roles de la mujer están en conflicto, puesto que  se vislumbra una transición del modelo tradicional de madre, al modelo de “madre y mujer” multifunción.
La licenciada en piscología Susana Pedrosa Álvarez investigadora y consultora ad-honorem de la Asociación de Padres Alejados de sus Hijos (www.apadeshi.org.ar) explica que en la pasada Sociedad Patriarcal, donde el varón tenía el dominio total y la mujer no votaba ni tenía poder de decisión, se engendró una ideología basada en los estereotipos sexistas: la mujer confinada y dedicada al hogar y a la crianza y el hombre “jefe de familia” en un rol autoritario de proveedor y de distribución del dinero.  Una situación desigual e injusta en donde  la mujer estaba subordinada al designio del hombre.
Ciertamente, estos estereotipos ya no tienen vigencia por los profundos cambios sociales y económicos que se han producido a lo largo de los últimos cincuenta años. Álvarez, describe que esos cambios se dan en lo social, la liberación femenina y la liberación sexual; en lo político, la equiparación de derechos y obligaciones legales y en lo económico, la entrada de la mujer en el mercado laboral y en el ámbito político y público.
El rol que permanece
 La licenciada en sociología Nora D'Alessio, vicepresidente de la consultora D’Alessio IROL,  explica que si bien cambian los tiempos, algunos roles permanecen. Según una encuesta realizada a las mujeres argentinas, entre 2011 y 2012, el 84% estaba de acuerdo que había cambiado el rol social de la mujer como trabajadora, el 71% que había cambiado el rol social de la mujer como madre, pero solo el 1% consideraba que el rol social de la mujer como esposa había cambiado. Mientras que el 2% consideraba que no había diferencias.
La socióloga admite que el cambio en los aspectos laborales es el más visible como también es significativo el porcentaje que señala un cambio en la maternidad, porque años atrás, la mujer tenía que dedicar todo su tiempo al cuidado de un hijo mientras que, en la actualidad, el rol de madre convive con diversas actividades: laborales, formativas y recreativas.
Según la encuesta “Madre, esposa y trabajadora: Múltiples roles de la mujer actual” de D´Alessio IROL  las mujeres consultadas no observan cambios en el rol como esposa. Más allá de ganar cada vez más espacio de igualdad en la sociedad, dentro del propio hogar existe un reparto de tareas desigual, donde los quehaceres domésticos siguen recayendo principalmente en ellas.
El informe demuestra también que tomar decisiones financieras y cuidar a los hijos son dos de las responsabilidades hogareñas que comenzaron a compartirse, mientras que limpiar, ocuparse de los platos y lavar la ropa siguen siendo tareas femeninas.
La exigencia femenina
Ciertamente, la mujer  siempre se siente exigida y se pone a prueba diariamente para demostrar que “ella puede hacerlo  todo y hacerlo bien: Su trabajo, su rol esposa, de ama de casa y de madre.  En este sentido, Víctor Rodríguez consultor psicológico (Counselor) entrevistado por Convivimos afirma que esta auto-exigencia inherente a los seres humanos obliga a la mujer, tanto como al hombre, a demostrar “de qué es capaz”.
Tal es así que el counselor Rodríguez, también creador de la página  www.terapiacapital.com.ar, explica que las personas quieren ser las mejores en todo lo que hacen y para exponer esa supremacía tienen que diferenciarse del otro y “mostrarse”. Cuando se habla de diferencia de género la lucha por dar a conocer las mejores y altas capacidades se hace por momentos feroz, y como las mujeres sufren desde hace muchas generaciones constantes descalificaciones, que cuestionan sus aptitudes, esa “puesta a prueba” se convierte en una exigencia permanente.
“No es fácil ejercer el rol de mujer en estos tiempos, si bien nunca lo fue, hoy en día la mujer tiene pleno protagonismo en la economía del hogar. Ya sea por decisión propia de hacer carrera e insertarse en el mercado laboral para ser una profesional exitosa o simplemente por el hecho de que con un solo salario no alcanza. La mujer está abocada de lleno al trabajo y, a veces, posterga sus deseos personales, observa el consultor psicológico Rodríguez.
Como dice el título del libro de la columnista de Convivimos Laura Gutman ellas se convierten en “Mujeres visibles, madres invisibles”. Según Rodríguez esto es así porque hoy entendemos por éxito  a la adquisición de bienes materiales, donde el reconocimiento de los otros es en base a los logros profesionales y a todas aquellas cosas que se puedan “mostrar”. Entonces ¿Qué pasa con el deseo de ser madre? “El deseo no se ve” y si el otro no lo ve es invisible y por lo tanto no entra en los parámetros de lo que hoy entendemos por éxito, pero “el éxito no es ni más ni menos que obtener lo que se desea”, afirma el counselor.
Ellas y ellos
Con respecto a los roles en el hogar el consultor psicológico manifiesta que  se acorta esa polarización de lo femenino y lo masculino aunque admite que  todavía salen a la luz viejas afirmaciones “machistas” de que tal tarea es de mujeres y tal tarea es de hombres. Todos estamos capacitados para hacer todo, cualquier hombre tiene capacidad para lavar los platos y ninguna mujer debería tener inconvenientes para cambiar una lamparita.
“Simplemente se trata de pactos tácitos, donde el hombre se beneficia al delegar las tareas y la mujer se beneficia con el reconocimiento de su mayor capacidad y viceversa” - alega Rodríguez y agrega- “La creencia de que la mujer no puede ser fuerte y el hombre no debe ser sensible está de a poco cayendo en desuso, pero como todo aquello que se tomó por verdad absoluta durante largo tiempo, esto tiende a resistirse el cambio”.
Laura Castro de 39 años cuenta que su marido era el sostén del hogar. Ella manifiesta que no le gustaba hacer las tareas domésticas “pero que no le quedaba otra”.  Después de un tiempo, tomó el protagonismo de su vida y se animó a insertarse en el mercado laboral con plena conciencia de sus capacidades. Hoy, Laura cuenta que esas tareas, que tanto rechazo le causaban, son cosas normales de la vida diaria y que no interfieren en sus proyectos ni en su estado de ánimo.
El stress tiene cara de mujer
La mujer actual incorporó nuevas  responsabilidades, pero no por ello ha dejado de lado a aquellas que heredó en épocas anteriores. Esta “multifuncionalidad” acarrea consecuencias negativas y positivas.
“Esto de ser abarcativa y autosuficiente puede hundir a la mujer en una vorágine de responsabilidades que la alejen de sus deseos y de sus metas. Si bien la mujer de hoy es capaz de conjugar la vida profesional y la familiar existe una tendencia a asumir el total de las responsabilidades donde a veces, la mujer relega esa necesidad natural de ser protegida de manera paternal y hasta los deseos más íntimos de romance, al estilo de una telenovela. De hecho hoy por hoy muchas mujeres están tomando la decisión de ser madres sin una figura masculina que las acompañe”, explica el consultor Rodríguez.
Por lo tanto, la mujer de hoy debe tener una gran capacidad para administrar su tiempo y realizar varias cosas simultáneamente. Tal es así que el informe de D’Alessio IROL subtitula que  “El stress tiene cara de mujer” y demuestra que ellas se sienten más estresadas, a diario, que los hombres: 4 de cada 10 mujeres, frente a 2 de cada 10 varones consultados.
“Simplemente se corre tras oportunidades que parecen ser únicas y de ese momento sin detenernos a evaluar si es lo que se había soñado o esperado que la vida nos depare”, entiende el counselor Rodríguez. Si bien parecen haber cambiado los deseos femeninos: tener una buena pareja, casarse y criar hijos, en realidad no es tan así. Sino que se le sumó la expectativa de crecimiento profesional que se “disfraza de urgencia” y relega aquellas otras inquietudes femeninas.


Texto: Natalia Yanina Vázquez
Periodista 
Bs. As., Argentina
vazqueznatalia@hotmail.com
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Cumplir los deseos con éxito

•           La clave está en saber elegir, no siempre hay que tomar una oportunidad solo por el hecho de que se presenta sino poder evaluar si es lo que se quiere para ese momento.
•           Si aparece el llamado maternal es por algo y las cuestiones profesionales pueden esperar confiando en la capacidad personal sin pensar que la oportunidad es pura suerte.
•           Siempre y cuando sea una decisión personal la maternidad debería ser prioridad ya que no siempre el embarazo es tan simple como se cree. Muchas veces la postergación deviene en frustraciones y tiempos que no pueden volver atrás.
•           Si la decisión es la carrera profesional y no la maternidad o la familia no hay por qué dar explicaciones, nadie está obligado a llevar una vida que no desea.
•           Como “el éxito consiste en obtener lo que se desea y la felicidad es disfrutar lo que se obtiene” sin duda serás feliz si tenés la capacidad de elegir lo que querés lograr.


Fuente: Consultor Psicológico Victor Rodríquez . Página WEB:www.terapiacapital.com.ar. E-mail: consultorpsi@ymail.com