31 ago 2005

Desaparecidos. "Detrás de cada Madre hay una historia de vida"


  • Testimonio de Tati Almeyda
    Madre de Plaza de Mayo
    Línea Fundadora


Tengo tres hijos: Jorge, Alejandro y Fabiana. El segundo es el que está detenido-desaparecido.

Ale tenía veinte años, estaba cursando primer año de Medicina y trabajaba en TELAM. Su pecado, junto a los treinta mil, fue asumir el compromiso político y social de querer cambiar el mundo. Eso que algunos trasnochados dicen "por algo será" y que yo sostengo que es mi mayor orgullo. Fue la noche del 17 de junio de 1975, bajo el gobierno constitucional pero no democrático de Isabel Perón. Al día siguiente iba a tener un parcial y me avisó que no iría a trabajar. Salió, dijo que enseguida volvía y nunca más volví a verlo.

El terrorismo de Estado se empieza a practicar con la Triple A de López Rega en forma clandestina. Algo que perfeccionará, un año después, el gobierno militar.

Yo provengo de una familia de militares y radicales, muy antiperonista. Era muy ignorante de la política, de lo que estaba pasando. Cuando lo desaparecen a Alejandro me hablan de la Liga. ¿Qué liga?, pregunto. Era la Liga Argentina de los Derechos del Hombre.

Por otro lado, me acerco a mis conocidos militares. Venía el golpe y pensé que ahí sí me iba a enterar de lo que le había pasado a mi hijo. Pero, aunque los conocía socialmente, como a Galtieri y a su esposa, no me recibieron. Así, empecé a bajar la cortina a mis viejas amistades.

Entonces, escucho de las madres y averiguo. Una tarde, creo que del '79, voy con mi yerno a la Plaza de Mayo. Tres de la tarde, tres y cuarto, tres y veinte y no había nadie. Le digo a Guillermo: ¿Dónde están?. De repente aparecen con un sacerdote adelante, era Don Jaime De Nevares. ¡Qué magnífico! Yo lloraba y lloraba agarrada del saco de mi yerno.
Entonces venía la policía y las madres decían: "¡Caminen, caminen! No les lleven el apunte." Querían provocar. Le pregunté a una de las señoras dónde estaba la casa de las madres y me dijo: "En la calle Uruguay". Allí nos fuimos con mi hija.

Entramos y además de las madres veo una pared llena de fotos. ¡Ay Dios mío, qué espanto!, pensé. Se me acercó María Adela Carpi Antocoletz y me dijo: "Aquí no preguntamos quién sos, sino quién te falta". Así, nos fuimos juntando las madres que buscaban a sus hijos desaparecidos del '75.

En el '83 nos fuimos a un programa de Enrique Vázquez, en Radio Belgrano, a hablar de los Desaparecidos y allí leí una poesía que mi hijo escribió el 13 de enero de 1975 y que se llama:
“Si la muerte me abrazara fuerte”.

Si la muerte
Me sorprende
Lejos de tu vientre,
Porque para vos
Los tres seguimos en él;
Si me sorprende
Lejos de tus caricias
Que tanto me hacen falta;
Si la muerte
Me abrazara fuerte
Como recompensa
Por haber querido
La libertad,
Y tus abrazos entonces
Sólo envuelvan recuerdos,
Llantos y consejos
Que no quise seguir,
Quisiera decirte mamá
Que parte de lo que fui
Lo vas a encontrar
En mis compañeros,
La cita de control,
La última,
Se la llevaron ellos,
Los caídos, nuestros caídos,
Mi control, nuestro control
Está en el cielo,
Y nos está esperando;
Si la muerte
Me sorprende
De esta forma tan amarga,
Pero honesta,
Si no me da tiempo
A un último grito
Desesperado y sincero,
Dejaré el aliento,
El último aliento,
Para decir
Te quiero.


Yo sufrí una metamorfosis. Fui parida por Alejandro. El me ha enseñado y me enseña tanto a valorar las cosas de la vida. Me lo imagino abrazándome como tantas veces, diciéndome: "¡Bien, vieja, dale, dale!"

El 17 de junio de 1975 desaparece Alejandro Almeyda de 20 años. Este 17 de febrero hubiera cumplido 50. Su madre, como tantas otras madres, continúa buscando verdad y justicia, sin bajar los brazos por él y por los treinta mil detenidos-desaparecidos de la Argentina.