Pintura de Modigliani |
Mariana López es
abogada y mamá de dos niños de 8 y 6 años. Comenzó con los ataques de pánico en
la universidad luego, con el tiempo y con ayuda psicológica, logró superar el
miedo y la angustia.
Ella recuerda que
siempre tenía la sensación de que algo malo iba a ocurrir. “Si está todo
bien, los nenes están bien, saludables. Ellos juegan, se ríen, se pelean, se
divierten”, pensaba y se preguntaba: “¿Por qué no me puedo contagiar de esa
alegría y disfrutarlos plenamente? ¿Por qué en mi cabeza me invaden oscuros
temores tales como: ¿Y si me enfermo y no puedo seguir cuidándolos o disfrutando
de ellos?”.
Y así comenzaban las
sensaciones. “Tiemblo. Tengo frio. Mis manos están heladas, también mis pies
que lentamente se me van humedeciendo. Y tiemblo. Me angustio. Necesito
levantarme, caminar, salir. Me falta el aire. Siento como si una mano siniestra
me oprimiera la garganta. Y lucho, consciente de que este temor es producto de
mi imaginación. Respiro hondo y exhalo. Vuelo a respirar hondo y vuelvo a
exhalar. Me hiperventilo ¡La puta madre!”, no logra calmarse. Pero sabe que tiene
que hacerlo. Los nenes están ahí. Él, su amor, su papá, también está ahí. Cree
que él sabe pero no la mira, no le pregunta, la ignora para no molestarla y ella
también se hace la distraída y se ocupa con alguna tarea doméstica.
Mariana se levanta a
lavar los platos, ordena la cocina y luego va al baño. Se mira al espejo y nota
que han pasado los años en su piel, en su pelo, pero no en sus ojos que se ven
muy tristes, empañados. Y llora. Se le cae el pelo y vuelve a preocuparse por
su salud, siempre pensado de manera negativa. Respira hondo, exhala. Una vez
más. “Tengo que volver y mantenerme firme y fuerte. Son sólo diez minutos”, se concientiza.
Pero sus palpitaciones continúan aceleradas. Una vez más, respira hondo y se
lava la cara con agua fría, se moja las muñecas y la nuca. “Ya pasa ¡Vamos, vos
podes, siempre pudiste!, se alienta.
Listo, ya pasó. Vuelve
a la cocina, sonríe y es nuevamente ella, Mariana, la mujer fuerte que lucha
día a día por vivir feliz y tranquila. Pero también arrastra a aquella otra mujer
que ahí está escondida bajo su propia sombra que llora y tiene miedo. Es una
niña que aún necesita consuelo.
¿Qué es el ataque de pánico?
Según el doctor Enzo Cascardo,
Director del Centro de Investigaciones Médicas de la Ansiedad (Centro IMA), la crisis o ataque de pánico es la aparición
repentina de miedo intenso, acompañado de algunos de los siguientes síntomas: palpitaciones,
o aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, temblores o sacudidas
musculares, sensación de ahogo o falta de aire, sensación de atragantarse y opresión
en el pecho, entre otros. “Además, deben irrumpir de modo brusco,
alcanzando su máxima intensidad en los primeros 10 minutos aproximadamente,
para luego decrecer en forma rápida”, explica el doctor Cascardo.
La persona cree estar
teniendo una enfermedad física, motivo por el cual comienza una ronda de
consultas por distintas especialidades médicas, con la expectativa de encontrar
una causa orgánica que explique los síntomas que padece. Visita al clínico, al
cardiólogo, al neurólogo, al endocrinólogo. El Director del Centro IMA explica
que en cada caso se llevan a cabo distintos exámenes, análisis, radiografías, incluso
tomografías computadas y la respuesta suele ser siempre la misma: "usted
no tiene nada, son sus nervios". Afortunadamente,
en los últimos años, los médicos están más orientados para diagnosticar el Trastorno de Pánico y orientar así a sus
pacientes hacia una derivación correcta.
Miedo de tener miedo
Si el trastorno de pánico no es
tratado adecuadamente, la persona que lo sufre suele restringir cada vez más
sus actividades fuera de su casa. Resulta habitual que ya desde el principio de
la evolución, se evite el uso de trenes, colectivos y subtes, así como el ir
solo por la calle, alejarse de su casa, o concurrir a lugares cerrados o con
mucha gente, como cines, teatros, shoppings, etc. Luego puede ocurrir que
resulte muy atemorizante incluso el quedarse en su casa solo, sin compañía. En
casos extremos pero no excepcionales, ha habido personas que no han salido de
sus hogares por meses, o incluso años.
En muchos pacientes, las crisis hace ya mucho que no ocurren, pero persiste un intenso temor de que reaparezcan: se ha instalado el miedo al miedo. Es decir, el miedo a tener miedo como consecuencia de un ataque de pánico.
En muchos pacientes, las crisis hace ya mucho que no ocurren, pero persiste un intenso temor de que reaparezcan: se ha instalado el miedo al miedo. Es decir, el miedo a tener miedo como consecuencia de un ataque de pánico.
¿Es posible la recuperación?
Absolutamente. El tratamiento es
altamente efectivo y se compone de la Terapia Cognitivo-Conductual y el
Tratamiento Farmacológico correcto.
El Tratamiento
El tratamiento correcto lleva a la
recuperación de la vida normal. El tiempo que demanda alcanzar esta mejoría
es variable, pero la gran mayoría de los pacientes comienzan a recuperarse
entre los dos y cinco meses de comenzado el mismo, siempre y cuando no
coexistan otros factores patológicos que compliquen el cuadro.