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Las
mujeres, desde niñas, sueñan y juegan a ser maestras, doctoras, veterinarias,
bailarinas, actrices o cantantes. Y, a
pesar de sus diferencias, ellas tienen algo en común: la ilusión de que algún
día serán mamás.
En
la actualidad, la mujer es una profesional
exitosa y una trabajadora cumplidora que disfruta de su carrera, de su
oficio o labor además de ocuparse de su familia, de cuidar su cuerpo y su
imagen. También, tiene amplias relaciones sociales, con amigos y amigas sumadas
a algún hobbie. Ella disfruta de la vida en lo personal y en lo laboral. De estas cuestiones se desprende la idea de
que los roles de la mujer están en conflicto, puesto que se vislumbra una transición del modelo
tradicional de madre, al modelo de “madre y mujer” multifunción.
La
licenciada en piscología Susana Pedrosa Álvarez investigadora y consultora
ad-honorem de la Asociación de Padres Alejados de sus Hijos
(www.apadeshi.org.ar) explica que en la pasada Sociedad Patriarcal, donde el
varón tenía el dominio total y la mujer no votaba ni tenía poder de decisión, se
engendró una ideología basada en los estereotipos sexistas: la mujer confinada
y dedicada al hogar y a la crianza y el hombre “jefe de familia” en un rol
autoritario de proveedor y de distribución del dinero. Una situación desigual e injusta en donde la mujer estaba subordinada al designio del
hombre.
Ciertamente,
estos estereotipos ya no tienen vigencia por los profundos cambios sociales y
económicos que se han producido a lo largo de los últimos cincuenta años. Álvarez,
describe que esos cambios se dan en lo social, la liberación femenina y la
liberación sexual; en lo político, la equiparación de derechos y obligaciones
legales y en lo económico, la entrada de la mujer en el mercado laboral y en el
ámbito político y público.
El rol que permanece
La licenciada en sociología Nora D'Alessio,
vicepresidente de la consultora D’Alessio IROL,
explica que si bien cambian los tiempos, algunos roles permanecen. Según
una encuesta realizada a las mujeres argentinas, entre 2011 y 2012, el 84%
estaba de acuerdo que había cambiado el rol social de la mujer como
trabajadora, el 71% que había cambiado el rol social de la mujer como madre,
pero solo el 1% consideraba que el rol social de la mujer como esposa había
cambiado. Mientras que el 2% consideraba que no había diferencias.
La
socióloga admite que el cambio en los aspectos laborales es el más visible como
también es significativo el porcentaje que señala un cambio en la maternidad,
porque años atrás, la mujer tenía que dedicar todo su tiempo al cuidado de un
hijo mientras que, en la actualidad, el rol de madre convive con diversas
actividades: laborales, formativas y recreativas.
Según
la encuesta “Madre, esposa y trabajadora: Múltiples roles de la mujer actual”
de D´Alessio IROL las mujeres
consultadas no observan cambios en el rol como esposa. Más allá de ganar cada
vez más espacio de igualdad en la sociedad, dentro del propio hogar existe un
reparto de tareas desigual, donde los quehaceres domésticos siguen recayendo
principalmente en ellas.
El
informe demuestra también que tomar decisiones financieras y cuidar a los hijos
son dos de las responsabilidades hogareñas que comenzaron a compartirse,
mientras que limpiar, ocuparse de los platos y lavar la ropa siguen siendo
tareas femeninas.
La exigencia femenina
Ciertamente,
la mujer siempre se siente exigida y se
pone a prueba diariamente para demostrar que “ella puede hacerlo todo y hacerlo bien: Su trabajo, su rol
esposa, de ama de casa y de madre. En
este sentido, Víctor Rodríguez consultor psicológico (Counselor) entrevistado por Convivimos afirma que esta auto-exigencia
inherente a los seres humanos obliga a la mujer, tanto como al hombre, a
demostrar “de qué es capaz”.
Tal
es así que el counselor Rodríguez, también
creador de la página
www.terapiacapital.com.ar, explica que las personas quieren ser las
mejores en todo lo que hacen y para exponer esa supremacía tienen que
diferenciarse del otro y “mostrarse”. Cuando se habla de diferencia de género
la lucha por dar a conocer las mejores y altas capacidades se hace por momentos
feroz, y como las mujeres sufren desde hace muchas generaciones constantes
descalificaciones, que cuestionan sus aptitudes, esa “puesta a prueba” se
convierte en una exigencia permanente.
“No
es fácil ejercer el rol de mujer en estos tiempos, si bien nunca lo fue, hoy en
día la mujer tiene pleno protagonismo en la economía del hogar. Ya sea por
decisión propia de hacer carrera e insertarse en el mercado laboral para ser
una profesional exitosa o simplemente por el hecho de que con un solo salario
no alcanza. La mujer está abocada de lleno al trabajo y, a veces, posterga sus deseos
personales, observa el consultor psicológico Rodríguez.
Como
dice el título del libro de la columnista de Convivimos Laura Gutman ellas
se convierten en “Mujeres visibles, madres invisibles”. Según Rodríguez esto es
así porque hoy entendemos por éxito a la
adquisición de bienes materiales, donde el reconocimiento de los otros es en
base a los logros profesionales y a todas aquellas cosas que se puedan
“mostrar”. Entonces ¿Qué pasa con el deseo de ser madre? “El deseo no se ve” y
si el otro no lo ve es invisible y por lo tanto no entra en los parámetros de
lo que hoy entendemos por éxito, pero “el éxito no es ni más ni menos que
obtener lo que se desea”, afirma el counselor.
Ellas y ellos
Con
respecto a los roles en el hogar el consultor psicológico manifiesta que se acorta esa polarización de lo femenino y
lo masculino aunque admite que todavía
salen a la luz viejas afirmaciones “machistas” de que tal tarea es de mujeres y
tal tarea es de hombres. Todos estamos capacitados para hacer todo, cualquier
hombre tiene capacidad para lavar los platos y ninguna mujer debería tener
inconvenientes para cambiar una lamparita.
“Simplemente
se trata de pactos tácitos, donde el hombre se beneficia al delegar las tareas
y la mujer se beneficia con el reconocimiento de su mayor capacidad y
viceversa” - alega Rodríguez y agrega- “La creencia de que la mujer no puede
ser fuerte y el hombre no debe ser sensible está de a poco cayendo en desuso, pero
como todo aquello que se tomó por verdad absoluta durante largo tiempo, esto
tiende a resistirse el cambio”.
Laura
Castro de 39 años cuenta que su marido era el sostén del hogar. Ella manifiesta
que no le gustaba hacer las tareas domésticas “pero que no le quedaba
otra”. Después de un tiempo, tomó el
protagonismo de su vida y se animó a insertarse en el mercado laboral con plena
conciencia de sus capacidades. Hoy, Laura cuenta que esas tareas, que tanto
rechazo le causaban, son cosas normales de la vida diaria y que no interfieren
en sus proyectos ni en su estado de ánimo.
El stress tiene cara de mujer
La
mujer actual incorporó nuevas
responsabilidades, pero no por ello ha dejado de lado a aquellas que
heredó en épocas anteriores. Esta “multifuncionalidad” acarrea consecuencias
negativas y positivas.
“Esto
de ser abarcativa y autosuficiente puede hundir a la mujer en una vorágine de
responsabilidades que la alejen de sus deseos y de sus metas. Si bien la mujer
de hoy es capaz de conjugar la vida profesional y la familiar existe una
tendencia a asumir el total de las responsabilidades donde a veces, la mujer
relega esa necesidad natural de ser protegida de manera paternal y hasta los
deseos más íntimos de romance, al estilo de una telenovela. De hecho hoy por
hoy muchas mujeres están tomando la decisión de ser madres sin una figura
masculina que las acompañe”, explica el consultor Rodríguez.
Por
lo tanto, la mujer de hoy debe tener una gran capacidad para administrar su
tiempo y realizar varias cosas simultáneamente. Tal es así que el informe de
D’Alessio IROL subtitula que “El stress
tiene cara de mujer” y demuestra que ellas se sienten más estresadas, a diario,
que los hombres: 4 de cada 10 mujeres, frente a 2 de cada 10 varones
consultados.
“Simplemente
se corre tras oportunidades que parecen ser únicas y de ese momento sin detenernos
a evaluar si es lo que se había soñado o esperado que la vida nos depare”,
entiende el counselor Rodríguez. Si
bien parecen haber cambiado los deseos femeninos: tener una buena pareja,
casarse y criar hijos, en realidad no es tan así. Sino que se le sumó la
expectativa de crecimiento profesional que se “disfraza de urgencia” y relega
aquellas otras inquietudes femeninas.
Texto: Natalia Yanina Vázquez
Periodista
Bs. As., Argentina
vazqueznatalia@hotmail.com
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Cumplir
los deseos con éxito
• La clave
está en saber elegir, no siempre hay que tomar una oportunidad solo por el
hecho de que se presenta sino poder evaluar si es lo que se quiere para ese
momento.
• Si aparece
el llamado maternal es por algo y las cuestiones profesionales pueden esperar
confiando en la capacidad personal sin pensar que la oportunidad es pura
suerte.
• Siempre y
cuando sea una decisión personal la maternidad debería ser prioridad ya que no
siempre el embarazo es tan simple como se cree. Muchas veces la postergación
deviene en frustraciones y tiempos que no pueden volver atrás.
• Si la
decisión es la carrera profesional y no la maternidad o la familia no hay por
qué dar explicaciones, nadie está obligado a llevar una vida que no desea.
• Como “el
éxito consiste en obtener lo que se desea y la felicidad es disfrutar lo que se
obtiene” sin duda serás feliz si tenés la capacidad de elegir lo que querés
lograr.
Fuente: Consultor Psicológico Victor Rodríquez . Página WEB:www.terapiacapital.com.ar. E-mail:
consultorpsi@ymail.com